Estado Español, Cádiz - 8 de diciembre de 2021
El Cádiz obrero que viví...
Sigamos el camino de lucha que marcó la clase obrera del metal y extendámoslo a todo el Estado
Llegué a Cádiz el sábado de madrugada, el autobús me dejó justo en el puerto. Desde el Sindicato Solidaridad Obrera de Madrid fui allí a llevar en persona la solidaridad a los trabajadores del metal y a dejar una aportación a la caja de resistencia. Faltaban unas tres horas para que empezara la asamblea llamada por los trabajadores del metal frente al Ayuntamiento, así que empecé a caminar. En el puerto se veían de lejos grandes cruceros de lujo repletos de turistas que comenzaban a bajar para pasear o para tomarse el AVE a otro lugar. Parecía mentira que esas calles hacía tan sólo unos días atrás habían estado repletas de lucha, barricadas y organización. Pero era verdad y un cartel de los portuarios que decía “Ni un paso atrás en la lucha del metal” así lo atestiguaba.
La Bahía de Cádiz es un lugar pequeño que se conoce por los famosos carnavales, esta vez los trabajadores y trabajadoras auxiliares del metal hicieron que su “Cadi” sea conocida en todo el mundo por su lucha. La clase obrera no sólo del estado español sino de muchos lugares del mundo hicieron suya su pelea, porque precarizados están en Argentina, en Bolivia, en Brasil, en Escocia, en tantos lugares.
Cuando conocí a los compañeros en Asamblea me pedían disculpas por no haber contestado rápido los WhatsApp “es que estábamos sin parar”, ellos iban de piquete en barricada por el polígono, manifestándose con los estudiantes y el pueblo de Cádiz, defendiéndose de los ataques de la policía, etc. Me dieron el honor de poder hablar en la asamblea y llevar la solidaridad del Sindicato Solidaridad Obrera e incluso de los trabajadores del Astillero Río Santiago de Argentina y los obreros de Huanuni de Bolivia entre otros. Se notaba el orgullo que sentían por la heroica lucha que habían llevado adelante y a la vez también el trago amargo de ver que no habían conseguido lo que querían y que, una vez más, la burocracia sindical de CCOO y UGT los había vendido.
“No tenemos nada que perder”, decían muchos compañeros durante tantos días de lucha. Cádiz es una de las ciudades con más paro de todo el estado español, el que nace allí o se tiene que ir o acostumbrarse a estar precarizado…. Los trabajadores del metal decidieron que ni una ni la otra, que ellos iban a luchar por sus derechos. Entonces llevaron adelante dos días de paro y luego 9 días de huelga indefinida. Una heroica lucha.
Decían y siguen diciendo la verdad, los trabajadores del metal no son sólo los que trabajan, son los que están en paro, los que tienen que irse a buscarse el trabajo a Escocia, el Euskadi o Catalunya. Una verdad como un puño. Porque trabajadores no son aquellos que están sindicalizados o tienen un contrato indefinido, son los precarizados, los parados y sobretodo los migrantes que son tratados como esclavos y sirven a la patronal para bajarle el salario a los que están ocupados. Por eso el lema de los compañeros de “Una sola clase, una misma lucha” es concreto, nos une a todos en el estado español y a través de las fronteras.
Recorriendo el polígono pude ver las huellas de las cenizas de uno de los piquetes cerca de Navantia, allí la monarquía y el gobierno “progresista” de PSOE-PCE-PODEMOS enviaron su policía para reprimir esa gran lucha y que su ejemplo no cundiera al resto del estado. Lo peor no fue eso, sino que enviaron una tanqueta que con la policía entró en el barrio obrero de San Pedro. Toda la barriada salió entonces a defender a sus hijos y a su barrio con bronca y con orgullo.
Mientras todo esto ocurría Enrique Santiago del PCE llamaba a confiar en el gobierno, el mismo que les tiraba con gases lacrimógenos a los trabajadores y estudiantes y en Madrid prohibió la manifestación de solidaridad con la lucha del metal, y por otro lado el alcalde de Cádiz “Kichi” de Anticapitalistas se ofrecía a mediar entre los traidores de CCOO y UGT y la patronal. Una vergüenza.
La clase obrera del metal y sus familias no se enfrentaron a un enemigo local y chiquito, sino a las empresas imperialistas que construyen buques de guerra, fragatas ligeras, etc. para, por ejemplo, el gobierno de Arabia Saudí que masacra en Yemen. Además, luchaban con el caballo de Troya de la burocracia sindical de CCOO y UGT que entregan todos los días la lucha de la clase obrera del estado español.
A pesar de tener tanto en contra, ni las empresas imperialistas, ni el gobierno “progresista” con sus pelotas de gomas, ni la burocracia sindical, pudieron con los obreros del metal y sus familias.
Las patronales del metal no han podido por ahora imponer su plan y los obreros no han podido conquistar lo que les corresponde, pero todavía en las calles del polígono están las cenizas de las barricadas…quedan brasas encendidas …que no se apaguen....
Ha terminado una batalla, pero la guerra de Cádiz debe extenderse a todo el estado y a toda la clase obrera, la que está en paro, precarizada, a los millones de migrantes sin papeles, etc. Ya nos han quitado muchas conquistas, nos tienen con contratos basuras por semanas o por horas ultra precarizados, nos persigue la policía como a los manteros cuando queremos trabajar para poder llevar un trozo de pan a nuestras familias, nos cierran las fábricas para llevarlas a otro país para explotar a otros obreros con mano de obra más barata… ¡Basta!
En una parte del polígono de la Bahía de Cádiz, muy cerca de Airbus, estaba escrito con aerosol “No habrá traición sin castigo”. ¡Que así sea!
¡Fuera los traidores de la burocracia sindical!
¡Tenemos que recuperar lo que es nuestro!
¡La clase obrera de Cádiz abrió el camino, sigamos su ejemplo!
Paula Medrano |